viernes, 1 de abril de 2016

Rex Tremendae

En verdad te digo, señor, que no hay nadie más vulnerable que un rey caído. Por eso yo, muerto, y todos los hombres buenos, muertos, seremos exquisitamente indulgentes contigo en ese vertiginoso momento. Apeado de tu majestad tremenda y siendo ya un desgraciado como cualesquiera otra criatura, vencido, categóricamente vencido, ilimitadamente, en ese vertiginoso momento, digo, tanto yo, muerto, cuanto todos los hombres buenos, muertos, todos los justos, pues, erigidos en jueces, graciosamente te salvaremos en ejercicio de agua, resueltos en fuente de piedad por ti.

De "Réquiem".

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