domingo, 27 de octubre de 2013

La lupa

(más allá del subjuntivo) 

No sé a qué animal perteneciera. A qué elefante o a qué otra pasmosa fiera. El colmillo en el que yaciera -bruta- el asta de mi lupa. El colmillo en el que la ebúrnea asa se escondiera. No sé qué animal la gestara óseamente alerta. No sé tampoco quién fuera el divino artesano que la rescatara. Que la labrara. Como la tierra. Que la esculpiera. Como piedra. El minero que en el marfil hallara la veta. La potencia. No sé tampoco -nada- del orífice que engastara la lente en el aro de oro que la abraza. Que la mima. Que la rodea. El orfebre aquel que tuviera la prodigiosa idea de adosar al mango casi vivo la redonda transparencia. La lupa que acecha. Enmarcada en oro. Y su empuñadura marfileña. Para que yo la blandiera. Esgrimo mi lupa y mi lupa aumenta. Revela. No sé quién le pusiera mano -para mí- a este cristal que penetra. Que merodea.



De "Curso de Gramática".

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