sábado, 8 de febrero de 2020

PoesíApp: Supermercado de poesía


Sabía de las coincidencias. Sabía de poetas que, sin conocerse -ni en persona, ni en verso-, coincidían en el hallazgo. Sabía que la Poesía era una. Una y misma. Confiaba -recelando- en su extravagancia. Confiaba, esta vez, en su originalidad.  Sabía que la Poesía era un supermercado, un supermercado libre,  una infinita oferta -exquisita, a veces; a veces, mero saldo-. Confiaba. Recelaba. Se le había venido. Sobrevenido. Iluminada. La palabra. Nueva. Dura. Doncella y lila. Confiado -recelando-, obstinado en su originalidad, la regaló a las estanterías del colmado lírico. La palabra. Enamorirse. Enamuriéndome.

No hay comentarios:

Publicar un comentario