Hoy, han colapsado las Peluquerías del Cielo. Hoy, ninguna otra estrella -¡Dios suyo!- ha accedido a peinarse. Imposible. Hoy, nonagésimo nono cumpleaños de la amá, los estilistas todos de las cohortes cenitales se han empeñado. Se han esmerado en lavar y en marcar y en cardar y en requetemoldear el tocado materno. Hasta lograr que rizos retadores y circunvoluciones y piruvueltas exactas satisficieran la perfección, la escultura impecable requerida por la modelo. No podía ser menos: Noventa y nueve años de irresignable coquetería.
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