domingo, 30 de septiembre de 2012

Desconfianza

“Guardaos de los que utilizan falsamente la palabra y la imagen. En verdad os digo que estos bastardos son para mí los hombres más despreciables. Adulterar la palabra y doblar la imagen para beneficiarse o medrar es la máxima deslealtad. Disfrazados de charlatanes o de profetas vienen a vosotros con vestidos de ovejas mas por dentro son lobos rapaces. Engalanados siempre de banderas, su corazón está descalzo de canela y de bondad. Guardaos del que grita y se dice perseguido e invoca a la patria y desgasta la voz libertad. La impostura es necesariamente ruidosa. La auténtica profesión de servicio y de ayuda es mester secreto y es reserva y mesura y circunspección. Barril. No garrafa. Quien busca solo el bien busca el bien sólo y huye de la ínsita maldad de la fama. Guardaos de los que pervierten la palabra y la imagen. Esos ruines. Esas ruinas.

La palabra vale siempre y cuando esté llena de obras. Siempre y cuando explote en hechos borrachos del vino de la benignidad. La palabra siempre y cuando sea una paloma que defeque descarada sobre el carísimo traje de los inicuos. No basta el perfume de su teoría. La palabra vale siempre y cuando se abra la flor trabucaire de su irresignable rebeldía. La palabra es madre cuando pare sediciones, es roca cuando edifica, es suelo cuando os pone de pie. La palabra no es adorno. La palabra es sólo palabra cuando avergüenza y está armada hasta los dientes del infinito honor de las palabras”.

De "Según María"

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