domingo, 7 de octubre de 2012

Al aerosol de colonia

Mi queridísimo aerosol de colonia:

Quiero escribirte hoy tu aguante, tu indocilidad, el vigor de tu desobediencia. Días llevas ya boqueando tu último perfume. Sobreviviendo en estertores. Asido por mi mano derecha como si fuera yo el bandolero de tu esencia, perseveras agonizando humores, vaporizando tu resistencia. Pulso una y otra vez el automático de tu alma y tu vida se dispara en una lluvia seminal de milmillones de fragantes -¿flamantes?- chispas. Pero yo miro incrédulo un día y otro la transparencia de tu frasco y te veo vacío. Casi vacío. Días y días te infinitas como un desierto. Apenas un charquillo imposiblemente interminable sobremuere en el fondo del pomo. Sin embargo, al reclamo de mi pulsión, el sifón, ávido, lo persigue día tras día y día tras día lo inhala -lo anhela- en fatigada respiración de lavanda. Un día tras otro tercamente resollando...

Mi jadeante aerosol, eterno hálito, mínimo y dulce luchador asmático, reciba tu descomunal batalla perdida el reconocimiento lírico de tu implacable asesino.

De "Cartas a mis cosas"

No hay comentarios:

Publicar un comentario