Conozco tres tipos de instrucción, decía Lázaro Valbuena a sus alumnos.
La del profesor que suspende a su discípulo por opinar de forma diferente.
La del profesor que lo da por bueno aunque discrepe de sus enseñanzas.
Y la del profesor que lo aprueba con entusiasmo precisamente porque su estudiante es un disidente.
De estos tres profesores, escuchadme bien, sólo el último es un maestro.
De "Lázaro Valbuena".