Estar sin estar en el túnel. Saber que estás en él a
sabiendas, cierto, de que estás fuera. Saberte oscuro y no tener duda de que
clareas y de que aclaras. La certeza negra y la conciencia cándida al mismo
verso. No encontrar. No poder. No poder encontrar la salida y, a las seis,
pernanecerte exterior en la relativa libertad de que el hombre es rapaz. Estar
sin estar en el túnel. Vivir estando y no estando. Así. Hoy.
viernes, 22 de febrero de 2019
domingo, 3 de febrero de 2019
PoesíApp: "Mi madre"
No pude conseguirlo. Me hubiera rozado que mi madre hubiera podido visitarla. Que mi madre hubiera podido visitar ésta mi ultima casa. Esta casa en la que envejezco. Pero no pude conseguirlo. Mi madre murió hace unos doscientos años. Se devana muy lento, muy largo, el tiempo, sin una madre. Ayer ya no aguantaba más. Yo. Ya no aguardaba mar. Y decidí invitarla. La amá, claro, aceptó. Encantada. Muertemente encantada. Al encantamiento visitó mi casa. Ésta en la que envejezco. Era curiosa. Era curioso que mi madre se permaneciera más joven. Más joven que yo. Vino en plétora de peinado y tacones. Bellísima. Muertemente bellísima. Lo escrutaba todo. Todo le gustaba. Mi casa de viejo le placía. Su oropel y su soledad. Cuando iba a enseñarle mi dormitorio abigarrado y soltero ya no estaba. Sabía. Sabia. Mi madre.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)