Mientras yo doblaba la camisa me he acordado de mi madre. Mientras yo doblaba escrupulosamente la camisa. Alineando los ojales. Plegando pechera y mangas con milimétrica exactitud. Hace muchos años -la camisa, aunque está nueva, es vieja- mi madre le pegó uno de los botones del cuello. Impecable. Cosido justamente en su sitio. Sin provocar una arruga.
Me he emocionado acordándome de mi madre mientras yo doblaba la camisa. Imaginando cómo hizo la compostura. Poniendo todo cuidado. Mimando cada puntada. Calzada con su dedal de plata. Que me fascinaba. Me he emocionado por tanto esmero como prodigó a la prenda. Graciosamente. A mi prenda…
De "Teoría de fragmentos".
No hay comentarios:
Publicar un comentario