El poeta Juan de la Cruz recitando ante la tumba de Machado en Colliure (Francia) |
Desde que su muerte penetró mi vida viajar a la Colliure de Antonio Machado se elevó en mí como una deuda. La peregrinación consumadora de este mes de mayo me provocó ansiedad. Ansiedad que era gozo.
Ingresar en el cementerio - tímido, solitario, gris y morado - ahondó mi síntoma. Localizar inmediatamente, casi focalizar la tumba, me quemó. Sin posibilidad de agua. Quemadura que era gozo.
Regalarle al poeta versos y castañas y lágrimas muy mesuradas, y ser regalado por él tercamente permanecido en el otro costado, me produjeron interior tiemblo. Temblor que era gozo.
La Colliure turística y cosmopolita, la bella Colliure de espaldas a la Poesía, la Colliure fiel, a pesar de todo, engendró en mí tristeza, tristeza que es amor.
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