domingo, 5 de julio de 2015

Sanctus

En verdad te digo, señor, que no se puede ser dios bueno si se es dios de los ejércitos. Que no se puede ser hombre bueno si se es hombre de los ejércitos. La santidad, claro, dios mío, no es posible. Pero es absolutamente inalcanzable en ningún cielo ni en ninguna altura. En verdad te digo, señor, que es una impostura la santidad cerca del brillo de las armas o en el vértigo de arriba. Sólo puede aspirar a ser santo -ola inconseguible- el poeta que se permanece a ras de palabra, en el fango en el que crecen las azucenas. La santidad, si es, es cosa de abajo. De muy abajo. Sólo de abajo.

De "Réquiem"

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