En el marco del Programa ERASMUS para la Movilidad del Profesorado, de la Unión Europea, impartí en abril de 2017 unas clases en la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan, Polonia, invitado por el Departamento de Literatura Española e Iberoamericana. "El estilo en LA BUSCA de Pío Baroja" y "Juan Ramón Jiménez: Conquistar la Belleza absoluta con la palabra". He aquí el diario de esos días.
22/4/17, sábado
Me ha brotado herpes en el costado izquierdo. Muy
molesto. Pero no doloroso. Es lástima: ahora que parto para Polonia.
Poznan es una de las ciudades más históricas y con más tradición de todo el país |
Los médicos me han hablado de la recurrencia de una
antigua varicela. Y tan antigua. Yo. Cincuentón largo.
Pero creo que se trata de Belleza. De tanta Belleza
como vi, leí y escribí estos días pasados en Castilla. Belleza atiborrada que ha
reventado en sarpullido indoloro. Aunque molesto. Tanta Belleza tenía que
explotar. Que explotarme.
23/4/17, domingo
Estoy conociendo la ciudad de Poznan. Que se ofrece.
Impúdica. Hay mucha Belleza. Hay mucho pasado. Para bien. Y mucho lastre del
pasado. Para mal. Hay mucha decadencia. Hay muchas ansias de un futuro que se
exige. Al que no saben esperar. Anhelan una modernidad rápida que anule el
pretérito. Sobre todo el más reciente. Quieren ir deprisa. No tienen suficiente
dinero. Quizá tampoco suficientes ideas.
24/4/17, lunes
Algunos lugares espléndidos. En verdad hermosos.
Rincón de la plaza del Mercado de Poznan en Polonia |
En otros se mezcla caóticamente lo antiguo y la
pretensión de lo actual. Poznan enamora.
Cautiva y repele. Como el amor.
Como la vida.
25/4/17, martes
Misión cumplida. Con creces. En la Universidad Adam
Mickiewicz. Baroja y la estética de la fealdad les ha interpelado. Juan Ramón y
la estética de la Belleza les ha fascinado. Volando.
He disfrutado. Han disfrutado.
26/4/17,
miércoles
San Estanislao. Impresionante iglesia barroca.
Jardines de Chopin. Romanticismo en la naturaleza. Museo Nacional. Colección
permanente muy notable. Mucha pintura polaca. Claro. Pero también del resto de
Europa. Una sala espectacular de pintura española. Carreño de Miranda. Ribera.
Zurbarán. Un par de Velázquez pequeños. Como exhibición provisional: Hans Arp.
Deslumbrante despliegue de la morfología de su escultura.
He comido solo. Sin colegas, esta vez. Me he
permitido un homenaje que no cobraré a las generosas arcas de la Unión.
El colorido que rodea la ciudad es espectacular |
Esta tarde… La Ópera y sus jardines.
El Palacio Imperial. El Palacio del Káiser Guillermo
II. Lo estoy recorriendo. De repente, dos milagros.
El primero. Un trío. Adolescentes. Rompe a cantar.
Música polaca y latines en el aire del misterio palaciego. Estoy solo con los serafines
en el salón espléndido. Éxtasis.
El segundo. Un ángel se me aparece. Se personifica.
Se angelifica. Tiene alas. Eso es seguro. Habla polaco. Sólo habla polaco. Yo,
inglés. Pero nos entendemos. Perfectamente. En el políglota idioma de los
cielos. De los ángeles. De los hombres que se quieren. Que se quieren
comprender. Me enseña, a mí sólo, los tesoros del Palacio. El trono del
emperador. Los gabinetes de Hitler. Donde el oscuro nazi no estuvo. Pero sí
Himmler y Göering y Goebbles. Me estremezco. Yo solo. Y el ángel.
Por cierto: los ángeles tienen sexo. Femenino.
Femenino bello.
Embelesado de ángel y saturado de poder abandono el
Palacio. Mi sensibilidad no puede más.
27/4/17, jueves
Esta mañana he visitado la catedral de Poznan. Mil
veces construida y destruida. En este momento es un pastiche gótico de ladrillo
polaco. Un pastiche de los años cincuenta muy bien conseguido. Muy acertado. La
catedral se yergue en una ínsula fuera de la ciudad. Un paraje bellísimo.
Jardines. Paz.
Vista a contraluz de la Catedral de Poznan |
He andado la catedral. Una y otra vez. En un
peregrinaje de hermosura y soledad. Dios no estaba. Al menos no estaba conmigo.
Pero algo -un lago profundo- fluía.
He visitado la cripta. Se me ha quedado. Honda.
Todos llevamos una cripta jonda que nos reclama.
He visitado también la Capilla Dorada. En el culmen
de la girola. Se ha iluminado a mi presencia. Luz de pan de oro. Mucho oro.
Creo que poco pan. Dios no estaba. Al menos no estaba conmigo.
En un petitorio he encendido una vela. Fuego. Por
Paúl. Y -no puedo negarlo- por ti. Por Ella. Inma. La fuerza. La fuerza de la
costumbre.
Dios no estaba conmigo.
Ya me he despedido de la profesora Judyta Wachowska.
Cinco días de intensa bondad. No puedo negar un poco de melancolía.
28/4/17, viernes
En estos momentos estoy en la Biblioteca del Conde
Raczynskich escribiendo. Así hago tiempo antes de ir al aeropuerto.
Fachada principal de la Universidad Adam Mickiewicz de Poznan |
Ya estoy en el aeropuerto de Poznan. En media hora
empieza el embarque hacia Frankfurt. En esta ciudad alemana dispongo de poco
tiempo para el transbordo. Espero que todo salga bien. Que no me quede en
Frankfurt tomando salchichas por necesidad.
Después de transhumar por los aeropuertos -esos
no/lugares-, desubicado y sucio, llegué a casa sin novedad.
La casa es demoledoramente acogedora cuando uno
regresa del extranjero. Sobre todo la mía. Que es una extensión confortable de
mi YO grande y frágil.
El hecho de que no hubiera novedad enfatiza, con
patetismo, la metáfora del viaje. Vas solo. Lo vives solo. Vuelves solo.
Vibrante. Brillante y grisáceo viaje de la soledad a
la soledad.
Ha merecido la pena. Tanta vena.
29/4/17, sábado
Gracias por haber estado ahí. Aliviándome. Justo al
otro lado de la palabra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario