domingo, 12 de mayo de 2024

PoesíApp: Vestigios de adolescente

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En la adolescencia no se es. Se está. Se malestá. Yo, para paliar tanta incomodidad, antes de la ducha de todos los viernes -sólo de los viernes-, desnudo ante el espejo de muerto entero, la mano ejerciendo de micrófono, solía cantar a voz en grito tonadas famosas de los setenta. Eso sí: Con la letra trastocada, incierta, mal improvisada. Desnudo, reflejando muerte, constituía yo mi único auditorio mientras clamaba una lírica ligera e inventada. Ahora, muy lejos de aquella pubertad -no estoy en la adolescencia, claro, pero soy...-; ahora, digo, no sólo los viernes, desnudo, duchándome, sino todos los días, encorbatado pero muerto, digo poesía al espejo de la vida, poesía sesuda, con letra aprendida, poesía mía, y me permanezco. Me permanezco único miembro de mi auditorio, único miembro de mi fracaso, de mi tonada hambrienta.

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