En el colegio me señalaron. Me la enseñaron. En el colegio. La constitución tripartita de la extremidad. Brazo. Antebrazo. Y mano. Tantos libros transcurridos desde entonces. Tantos. Hoy, desde hace ya demasiado óxido, un dolor opaco y plomo se ha instalado. Se me ha instalado. Vive y no deja, no me deja escribir. Vive en mi diestro antebrazo. Ese antebrazo -hoy plúmbeo- por el que han corrido tantos versos. Ese antebrazo diestro -siniestro ya- que ha nacido tantos. Del corazón a la mano. Tantos versos. Ese antebrazo enfermo que ha conducido los dedos, causas de tantos efectos. Está lisiado el antebrazo. Estarán lisiados ellos. Me temo.
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